Si ahora mismo estás atravesando por alguna circunstancia que te está preocupando, oye esto: sea grande o pequeño, tu problema también preocupa a Dios. Por lo tanto, ¿por qué no llevarlo a él en oración? No pienses que importunas a Dios con tus problemas. Nada de lo que te afecta es insignificante o pequeño para él. ¿No es él, acaso, tu Padre celestial?
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