"La importancia de dormir bien"
Procesos tan frecuentes como las enfermedades cardiovasculares, respiratorias o metabólicas están ligadas a la cantidad y a la calidad del sueño. El último número de la revista 'Archives of Internal Medicine' está dedicado casi de forma monográfica a las patologías relacionadas con los trastornos del sueño. El editorial que acompaña a estos trabajos destaca la relación tan estrecha que existe entre dos conceptos: sueño y salud.El texto, firmado por los doctores Phyllis C. Zee y Fred W. Turek, del departamento de Neurología de la Universidad Northwestern, en Chicago (Estados Unidos), señala que numerosos estudios han concluido que las alteraciones del sueño pueden acentuar algunos problemas médicos y psiquiátricos y, a su vez, estos problemas producen alteraciones en la calidad del sueño. "Esta relación bidireccional tiene un claro ejemplo en las enfermedades metabólicas, cardiovasculares y respiratorias, así como en el dolor crónico o la depresión", subrayan.La hipertensión, la insuficiencia cardiaca, la enfermedad coronaria o la diabetes mellitus están asociadas con una elevada prevalencia de apnea del sueño; en pacientes con bronquitis crónica y asma la calidad del sueño es mala generalmente. De hecho, éste se puede ver perjudicado por cualquier clase de alteración en la vía aérea, en la función pulmonar o por hipoxemia (baja cantidad de oxígeno en la sangre).Según uno de los estudios publicados, la rinitis alérgica afecta a la vida diaria de los individuos y estas modificaciones en la vida cotidiana influyen en su ciclo sueño-vigilia. El perjuicio sobre el sueño no se limita a las vías nasales sino que se extiende a todo el tracto respiratorio ya que también los pacientes con apnea del sueño, asma o EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) tienen frecuentemente alteraciones del sueño.También existe un claro nexo entre la obesidad y las alteraciones en la calidad y en la cantidad del sueño diario. Es algo que se ha comprobado entre 17.465 estudiantes de 27 países con sueño acortado (inferior a siete horas) cuya salud no era muy buena en ambos sexos. También se asoció la impresión subjetiva de una duración acortada del sueño nocturno con un peor control de la glucemia en pacientes diabéticos. Por último, un extenso estudio basado en 31.044 encuestas realizadas en el año 2002 señala que, al igual que otras investigaciones previas, existe una relación positiva entre síntomas de insomnio y enfermedades comunes físicas y mentales como la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial, la insuficiencia cardíaca, la ansiedad o la depresión. Con los datos extraídos de las encuestas, los científicos dedujeron que un 5% de los adultos con insomnio estadounidenses utilizan medicinas alternativas para tratar su insomnio, aunque poco se sabe de su efectividad.En definitiva, el sueño es un indicador de salud; una cantidad suficiente así como una calidad adecuada deben ser considerados elementos indispensables de un estilo de vida saludable del mismo modo que el ejercicio o la nutrición. El editorial, concluye que todavía hace falta investigar mucho más para comprender los mecanismos que enlazan sueño y salud para poder desarrollar un método más seguro y eficaz para tratar los trastornos del sueño.
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