Si realmente amas a Dios el hecho de pensar en su amor perfecto debería motivarte a no rendirte, pues saber todo lo que Él ha hecho por ti es una razón suficiente para tomar valor e intentar agradarlo nuevamente, porque sí podemos hacerlo siempre y cuando nos dispongamos de corazón a hacerlo.
¡Vamos!, ¡Ponte en pie nuevamente!, ¡Deja de pensar en rendirte!, ¡Piensa en el amor que Dios te ha tenido y de cómo te sigue amando a pesar de tus infidelidades! Y que todo eso te motive a comenzar a agradarlo nuevamente como Él se lo merece, dando todo tu esfuerzo, siendovaliente y constante. ¡Ponte de pie y avanza nuevamente!
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