¿QUÉ CLASE DE VINO?
«El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora; ninguno que por su causa yerre es sabio» (Proverbios 20:1).
Jesús y sus discípulos habían acudido a una fiesta de bodas; su madre lo había informado de que se había acabado el vino. Esto le dio la oportunidad de iniciar su ministerio con un milagro agradable y festivo: proporcionaría la bebida.
Se han planteado muchas preguntas respecto a qué clase de vino hizo Jesús en tal circunstancia. La Biblia lo llama vino, y estoy seguro de que era de muy buena calidad porque todo lo que hacía Jesús tenía que ser lo mejor. Esto es, precisamente, lo que Elena G. de White escribe en El Deseado de todas las gentes: «El vino que Jesús proveyó para la fiesta, y que dio a los discípulos como símbolo de su propia sangre, fue el jugo puro de uva. [...] Fue Cristo quien dio en el Antiguo Testamento la advertencia a Israel: "El vino es escarnecedor, la cerveza alborotadora; y cualquiera que por ello errare, no será sabio" (Prov. 20:1). Y él mismo no proveyó bebida tal. [...] El vino sin fermentar que él proveyó a los huéspedes de la boda era una bebida sana y refrigerante. Su efecto consistía en poner al gusto en armonía con el apetito sano» (Cap 15. p. 128)
Cuando vivíamos en el sur de Asia y necesitábamos mosto para el rito de comunión fuera de la época de la vendimia, poníamos pasas a remojo y luego las prensábamos hasta sacarles el jugo. Otra posibilidad era hervir el mosto y reducirlo hasta conseguir un concentrado espeso que se conservaba durante algún tiempo. Quizás una bebida similar era la que se servía en las grandes celebraciones. La bebida que Jesús proveyó era deliciosa y, para regocijo del maestro de ceremonias, probablemente sabía a uva recién prensada.
¿Cuánto vino hizo Jesús? No lo sabemos a ciencia cierta, pero se estima que, en aquel tiempo, las tinajas de agua contenían del orden de 75 a 115 litros cada una. Teniendo en cuenta que había seis, es posible que la cantidad ascendiera a unos setecientos litros. ¿Por qué tanto vino? Porque no era una boda como las que nosotros conocemos. En Oriente, todos los habitantes del pueblo acuden a las celebraciones de boda que, en ocasiones, pueden durar una semana o más. Es preciso alimentar a cientos de personas y no se le cierra el paso a nadie. En consecuencia, se necesita una gran cantidad de comida y bebida.
Jesús suplió las necesidades de la boda y también suplirá las nuestras. Basado en Juan 2:1-11
Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill
No hay comentarios:
Publicar un comentario