PREDICANDO CON PODER
Te suplico encarecidamente delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a. los vivos y a los muertos en su manifestación y en su Reino, que prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo (2 Timoteo 4:1-2).
Qué hermoso es dialogar con una persona a quien amas. El diálogo fue un medio que Jesús utilizo para acercarse a la gente en su propio terreno, exhortándola para que cambiara su vida. Si nos ponemos en manos de Dios, el Espíritu Santo impresionará nuestros corazones con el fin de que nos acerquemos a quienes necesitan oír el plan de salvación.
En cierta ocasión me encontraba algo angustiada porque mi madre había salido de viaje y no sabíamos nada de ella. Una madrugada, escuché una voz muy suave que me dijo: «Nolvia, tu madre está grave en un hospital y debes hablar con ella». Al día siguiente supe que mi mamá habla estado hospitalizada. Dios me estaba impresionando para que yo le hiciera llegar un mensaje a ella. Luego ella fue hospitalizada de nuevo. Y una vez más me sentí impresionada para llevar a cabo una misión específica. Me pareció oír el mensaje: «Tu madre está muy grave y debes hablarle».
Cuando llegué al hospital hablé con el portero y en el nombre de Jesús le conté mi situación. Él amablemente me dijo: «Camina despacio sin mirar a nadie. Sigue derecho y encontrarás la habitación que buscas». Al fin llegué a la cama donde se encontraba mi madre. Hablamos y al concluir la invité a aceptar a Jesús. Ella así lo hizo y luego oramos. Días después fue intervenida. El cirujano nos dijo que tenía un tumor en el colon que no era operable y que era mejor dejar aquel caso en manos de Dios.
Estuve junto a mi madre hasta sus últimos momentos. Recuerdo que levantó sus manos hacia el cielo y dijo: «Señor, lo que tengo ya no es vida. Por favor mándame al descanso». Minutos más tarde expiró en mis brazos. Mi madre no perdió la vida, sino que la ganó y ahora descansa esperando al Señor.
Hermana, Jesús te exhorta a predicar a tiempo y fuera de tiempo. Dialoguemos con aquellas personas que necesitan escuchar las nuevas de salvación.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Qué hermoso es dialogar con una persona a quien amas. El diálogo fue un medio que Jesús utilizo para acercarse a la gente en su propio terreno, exhortándola para que cambiara su vida. Si nos ponemos en manos de Dios, el Espíritu Santo impresionará nuestros corazones con el fin de que nos acerquemos a quienes necesitan oír el plan de salvación.
En cierta ocasión me encontraba algo angustiada porque mi madre había salido de viaje y no sabíamos nada de ella. Una madrugada, escuché una voz muy suave que me dijo: «Nolvia, tu madre está grave en un hospital y debes hablar con ella». Al día siguiente supe que mi mamá habla estado hospitalizada. Dios me estaba impresionando para que yo le hiciera llegar un mensaje a ella. Luego ella fue hospitalizada de nuevo. Y una vez más me sentí impresionada para llevar a cabo una misión específica. Me pareció oír el mensaje: «Tu madre está muy grave y debes hablarle».
Cuando llegué al hospital hablé con el portero y en el nombre de Jesús le conté mi situación. Él amablemente me dijo: «Camina despacio sin mirar a nadie. Sigue derecho y encontrarás la habitación que buscas». Al fin llegué a la cama donde se encontraba mi madre. Hablamos y al concluir la invité a aceptar a Jesús. Ella así lo hizo y luego oramos. Días después fue intervenida. El cirujano nos dijo que tenía un tumor en el colon que no era operable y que era mejor dejar aquel caso en manos de Dios.
Estuve junto a mi madre hasta sus últimos momentos. Recuerdo que levantó sus manos hacia el cielo y dijo: «Señor, lo que tengo ya no es vida. Por favor mándame al descanso». Minutos más tarde expiró en mis brazos. Mi madre no perdió la vida, sino que la ganó y ahora descansa esperando al Señor.
Hermana, Jesús te exhorta a predicar a tiempo y fuera de tiempo. Dialoguemos con aquellas personas que necesitan escuchar las nuevas de salvación.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
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