LA ESPOSA DE LOT
Acordaos de la mujer de Lot. (Lucas 17:35)
La biblia contiene muchos relatos que nos instruyen y nos advierten respecto a vivir alejados de Dios. En los capítulos 17 y 18 del libro de Génesis encontramos una historia que es a la vez interesante, sobrecogedora y triste.
Dios decidió destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra porque habían llegado a un punto de depravación insoportable. Sin embargo, en su gran misericordia, decidió salvar a la familia de Lot, tras la intercesión de su tío Abraham. Los ángeles que fueron enviados a socorrer a Lot tuvieron que hacer un esfuerzo especial con el fin de sacarlos a él y a su familia de aquel lugar. Ni Lot, ni su esposa, ni tampoco sus hijas, deseaban marcharse así no más. Finalmente, se les dio la orden: «¡Escapen por sus vidas!».
Quizá sea fácil criticar a la esposa de Lot, pero mirémonos cuidadosamente en un espejo, y tal vez veamos reflejado el rostro de la mujer de Lot. ¿Por qué? Porque a lo mejor vivimos apegadas a nuestras amistades, modas, trabajo o costumbres. Probablemente en nuestro estilo de vida se observa una gran conformidad y tibieza espiritual. El nuestro es probablemente un cristianismo fácil, poco comprometido con Dios. Por lo tanto, quizá no entendamos la voz que nos dice: «¡Huye y salva tu vida!». Tampoco sentimos los jalones que nos dan los ángeles que nos cuidan. Me pregunto: «¿Qué estamos esperando?».
Querida hermana, estamos cerca del día del fin y nuestro Dios y los ángeles nos dicen a cada momento «¡Huye y salva tu vida!». Nos sentimos muy bien en esta tierra llena de pecado, aunque nos ahoga el trajín de la vida diaria. ¿Deseamos llegar al cielo a nuestro ansiado hogar? ¡Ojalá que sí!
Elena G. de White menciona algunos elementos que forman parte de nuestra necesaria preparación, como estudiar la Palabra de Dios, orar, estar limpios de pecado, entregarnos por completo a Dios, trabajar para Cristo y no mirar atrás. No menospreciemos el gran sacrificio que hizo nuestro Señor Jesucristo en la cruz del calvario para darnos la salvación (ver Preparación para la crisis final, p. 140).
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
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